12.8.07

Anecdote

(Bad Astronaut)

A thousand indecisions launched
from the table for one
lately they've been killing me
they were left unsung
I desire stop motion sickness
the potion in your breath
companionment
abandonment
death
a thousand insecurities
dumped forever
dumped endeavors
Im awakened by the laugh
comfort in your sound
whatever
Im enamored by your smile
you put the words right into my mouth
I love my antidote to death
Almost died twice today
I wait on you to bail me
like everyone else
I confess
lay my leery head on your chest
give you everything I never had

2.8.07

Una de esas escenas 2

Martín. Martín. Mi nombre en su boca siempre cobra un timbre especial, un martillo cediendo ante un cristal. Esa forma suya de cerrar las puertas, tan discreta y tan segura, me deja siempre plantado, expectante, solo, un tigre en una jaula. Creo que sé porqué me deja. Es evidente que no puedo decidir con ella a mi lado, ambos lo sabemos. Me deja para que haga uso de mi libertad, para que pueda decir ficción sin ruborizarme o periodismo sin jactancias, para que encuentre mi voz, mi camino, para que sea feliz haciéndome daño, afligiéndome, para que haga realidad ese estúpido y fecundo deseo de explorarlo todo.

Casi diría que el rompimiento es un sacrificio ritual, la inmolación del amor, tan necesaria para que la vida perdure. No hay final de nada en el amor; hay un nuevo peldaño, algo que se abre, una invitación a mirarse cara a cara, a compararse. Los amantes no tenemos nada que decirnos, y de ese trágico silencio nace la culpa. El sexo viene a restañar las heridas, es simple. Un héroe caído, una cauta enfermera son los amantes perfectos. Al final, una puerta que se cierra implacable, un portazo en plena nariz.

Al salir a la calle la encuentro igual que siempre. Negras avenidas salpicadas de luces, brochazo amarillo sobre lienzo negro. Charcos como espejos que son pequeños cielos, faroles que escupen su lluvia dorada. Pero algo ha cambiado, me parece. Sin ella esta ciudad es una ciudad, la misma ciudad. Antes era un mundo entero, terrible y maravilloso. Ahora solo tengo estas sombras que me acechan, ojos que me espían como colillas encendidas. Pareciera que la ciudad es un todo orgánico dispuesto a... etc.

1.8.07

El "Brownsday"

No puedo creer que todavía se hable del tipejo ese, de Dan Brown (más conocido que Jesucristo, más que los Beatles), un hombre que apenas tuvo el acierto de combinar algunas novelas conspirativas y paranoides de los años 80 con el ya sonado tema de los evangelios apócrifos. Es un genio, el tipo este. Su obra nos ha enseñado que es posible componer un éxito literario reuniendo algunos cuentos de de hadas, una colección de sitcoms, un fárrago de pésimos thrillers y papel carbón.

Le debemos mucho a Brown, el gurú de estos tiempos, el paladín que enarbola espadas contra la iglesia. El día de su nacimiento debería ser el día de la lengua en el mundo y leerse su obra en cada estación de radio y canal de televisión del globo. La película de Tom Hanks y Audrey Tatou debería proyectarse en cada teatro del planeta. Si a James Joyce le celebran el Bloomsday el 16 de junio, a Brown deberíamos cantarle el "Brownsday", una fiesta donde podríamos vestirnos de ángeles, de demonios, comer y beber lo mismo que los protagonistas de la obra, y otras tantas cosas mas para honrar el erudito, el único, el incomparable Dan Brown.

Lo peor: todo lo que se diga en contra o a favor suyo es advertising.

Supérelo

La primera razón por la que me enojan los libros de superación es por simple celo editorial. Me resulta inaudito (me da envidia, de la mala) que un texto de pobre contenido y pésimo estilo pueda ser traducido a varios idiomas y vender millones de copias. El segundo motivo es de carácter, digamos, ético. Me parece que la verdad no viene en cápsulas, que no existen fórmulas mágicas para responder las "grandes cuestiones", ser un genio del marketing, tener relaciones estables, una personalidad equilibrada, etc. No existen. La vida no tiene instrucciones de uso.

Bueno, y si toda literatura es una forma de encontrar los matices medios de una vida en blanco y negro, es decir, una forma de colorear y ensanchar una película muda... ¿no es eso también autoayuda o superación personal? Ahora sí estamos como queremos.

En fin. La duda purifica. Releer a Paracelso...