11.1.08

el antiguo reino

Ahora estoy en el exilio, estoy en la ciudad pero no estoy, paso casi todo el tiempo en casa, aunque no en la misma casa, casi me he mudado de lugar, ahora vivo con mi novia, rara palabra pero no hay otra que se acerque a lo que pasa aquí, así fue siempre, pretendía que el amor escapaba a las palabras pero no es así ni mucho menos, de todo puede hablarse, por eso ahora digo novia sin rubores. Ando feliz o eso creo. La verdad no distingo demasiado lo que me pasa, a últimamente son escasos esos momentos de silencio en los que la vida parece contraerse en un solo punto y puedes verlo todo a la vez. Tan solo en esta mañana, fría y quieta como un árbol desnudo, en la que fumo en la ventana de la cocina, leo a ratos, y K. se recupera a través del sueño, siento que puedo escribir, puedo decir algo, pertenecer una vez más al reino de lo que se nombra para atraparlo y luego dejarlo ir, porque de eso se trata la escritura, de atrapar el mundo en el lenguaje y después liberarlo.

He llegado a un lugar quieto, no sé para donde moverme, me sigo diciendo que mis fantasías se han cumplido a nivel estético. Si alguien tomara una foto de este momento, me digo, podría morir feliz. Ahora creo que no es tan cierto. La fotografía sería la de un tipo joven, con gafas y sombrero, fumando en una ventana, detrás de él pilas de discos y libros, los brazos desnudos de una mujer que salen de un montón de sábanas. El tipo tendrá un aire triste y satisfecho. El humo del cigarro deberá hacerse uno con el cielo, que debe ser de un gris ceniciento. Algo así sería la foto. Ahora no paro de decirme que esa fantasía debió haber sido creada en un momento de una imperdonable inocencia pues de dónde habré sacado que el lugar que me pertenece en la vida es un cuadro borroso o una fotografía a full color, peor, por qué llegué a decir alguna vez que Nietzsche creía que toda aspiración es estética o algo así, supongo que sonaba bien, que podía sacarse a pasear una frase de esas en algún café o pasillo de universidad, con ínfulas de quién sabe qué, para lograr quién sabe qué cosa, tantas tonterías que uno dice. Y sería bueno comprobar a estas alturas que no estaba equivocado, que el paso del tiempo había afilado las certezas que la intuición o como se llame había perfilado, pero no y mil veces no, fui totalmente ingenuo, llegué aquí, me gusta estar aquí, soy el tipo de la foto pero soy otra cosa, la foto no es el final, el final está en otro lado, ahora tengo que pintar otro cuadro o imaginar otra foto pero ésta vez no será desde el delirio sino desde la impaciencia, el desconcierto y el deseo, que es de lo que va todo en este momento. Trataré de pintar entonces un nuevo cuadro.

Estamos K. y yo en alguna playa del Adriático, yo sonrío de cara al mar y me revuelvo el pelo con la mano, igual de largo que ahora, sin camisa y con un pantalón blanco, ya no llevo gafas, me operé los ojos, estoy un poco mas moreno, flaco y un poco blando, un poco viejo, respirando el aire extranjero con plena satisfacción. K. también está de blanco y lleva un vestido corto, un poco abierto en la espalda y lleva el pelo negro y lentes negros y sandalias blancas y el sol le lame las piernas y ella sonríe y me mira con mudo deseo y la playa está desierta, no hay nadie a la vista, solo hay un horizonte que se funde en el mar y que juzgaré alegoría del sueño cumplido, y habrá una veleta surcando las aguas que juzgaré el impedimento, el tormento, las ganas inconfesables de salir corriendo o salir nadando. Entonces el cuadro o la foto se hacen reales, supongamos que se vuelve escena, entonces yo me volteo y le doy un beso en la mejilla, sin sonrisas extrañas ni vagos silencios, porque ese animal dormido que es la veleta serán las ganas de pintar un cuadro nuevo y a esas alturas ya lo sabré y trataré de recordarlo, entonces no diré nada del nuevo cuadro para no perturbar a K. ni a mí ni a nadie.

Me pregunto cuál será la veleta del cuadro que hoy parece completo.

Creo que es el lugar, el marco de la ventana y el fondo mismo, el espacio cerrado y esas cosas. Eso es lo que me remite a un cuadro nuevo, el deseo de espacios abiertos, el sol entrando en el mar y la promesa de la veleta. Así que, en últimas, sigo pintando futuros en un lienzo. Resulta que tenía razón, que no estaba equivocado, el único problema estaba en no saber cuando dar el último trazo y estampar la firma. Ahora lo sé, it´s over, se acabó, el cuadro está listo y no está a la venta. Si desea verlo puede acercarse, pero no insista, no está a la venta.

Quiero comprar materiales de pintura, óleos, alcohol, trementina, y poco a poco empiezar a dar pinceladas a la obra, sentir que cada trazo del pincel es un paso hacia un lugar nuevo, abierto, desconocido, apenas intuido en el sueño, y paso mañanas y tardes enteras contemplando la obra, quizá corrigiendo algún defecto en los gestos, quizá invadido por la impotencia, quizá escéptico frente a su acabada perfección, y siempre dando gracias al fotógrafo o pintor que hoy, por fin, dio por consumado mi último sueño.

Ahora puedo contar el final del antiguo reino.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querido J: hoy he pensado que me haces mas falta que de costumbre, y es más cuando el sonido de los celtas encumbran mi espacio, donde las sinfonías me dejan ver lo ciega que he sido
y entre las sombras he caminado kilómetros, te he dicho al oído aún dormido entre las nubes de enero, que te amo... q grande es para mi esa palabra, como lo es el hecho de abrir los ojos y ver tus bellos ojos cafés.
Te miro con las ansias de que nunca se me borre tu dulce mirada, quizá porque pienso que cuando esté vieja aún tocaré entre mis manos arrugadas tus dulces manos, y veré tus ojos con el mismo amor con el que los miro ahora.
bueno igual para los escépticos, si no llego a ser tan vieja, pienso que te he amado con la misma fuerza con la que lo abría de hacer toda la vida.
Así que mi querido J, entre la brisa capitalina espero que sea de tu agrado estas pequeñas líneas, te invito a escribir, claro, cuando el placer de vivir te lo permita...

Anónimo dijo...

¿Todavia estas en el exilio? Bueno, uno suele escribir.S'S

Carla dijo...
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