23.2.08

Asuntos de Oficina

Hoy es sábado y tuve que trabajar, como algunos desafortunados. Trabajar no, tuve que venir a la oficina a escanear unas vainas que necesito para el lunes. Pero ya estoy mamado. Como no hay nada más que hacer salvo pizza, cigarrillo y Thelonius Monk, tengo ganas de resumir cómo llegué a este balcón de un quinto piso en la 127 con autopista.

Empezó todo con una llamada un lunes en la mañana, un día de casa sola y lectura de blogs en pijama. M., un tipo con el que estudié en la universidad (libros, bebetas y todo eso), en su calidad de director de oficina de egresados me llama y me pide afeitarme y sacar corbata del cajón destino entrevista con jefe cooperativa de salud, etcétera, y yo le hago caso, pues ando en la mala y no tengo para el bus, así que toca, y mi abuelita orgullosa me da galletas en papel aluminio y casi me echa la bendición, entonces salgo en busca del bendito puesto. Allí, hecho un manojo de nervios como indica la inexperiencia y atiza la necesidad, espero en una salita mínima que alguien diga mi nombre, cuando aparecen por la misma puerta por la que yo entré el man más creído y fatuo e hipócrita de mi antiguo salón de clase, de la mano de la más solapada y floja y puta del mismo curso, buscando por supuesto ganarme el puesto en esa especie de rat race de cojines mullidos, lámparas blancas y esperas interminables.

Mi defensa fue el silencio. Pasamos uno por uno, el man este y yo demoramos a lo sumo 20 minutos y ella 40, y así supimos que paila, nada que hacer, la falda y la risa y lo que sea le habían ganado a todo lo nuestro. En fin, dí por perdido el puesto y me fuí a mi casa a seguir devorando las pastas de mi abuelita, a seguir frecuentando biblios y museos y calles del centro, leyendo a Bolaño en los parques, y así, entonces me llamó la misma vieja que me hizo la primera entrevista (lo olvidaba, fueron 2, la primera "psicotécnica, léase se considera usted un líder, la vieja atónita cuando le digo no, me considero el mejor amigo del líder), y me dice listo, es tuyo, mañana empiezas, bien puntual, no olvides la presentación, etcétera.

Al otro día instrucciones de trabajo, el tipo que tenía mi cargo era como uff ya me zafé de este rollo y aquí te lo dejo, nada de entrega de puesto o inducciones, de una, sin preparación previa, solo una especie de charla en sala de gerencia en donde sí señor, espero cumplir sus expectativas y llevar la empresa por buen camino, después dibujos en un tablero, situación actual de la cooperativa, adelante joven, los resultados tienen que verse, y cuánto voy a ganar, empecemos con tanto, creo que es lo justo, y está bien, ya verá que nos irá muy bien.

El cargo oficial era asistente jurídico. Leía contratos, llamaba a todo el mundo para legalizar, sacar pólizas, hacer listas de asociados, presentar informes, cobrar cartera, pues todo, todo lo que el trabajo de oficina implica. En realidad no aprendí cosa alguna, salvo quizá un conocimiento digamos empírico de esa especie acechante y creciente conocida como "joven ejecutivo", una gente que se habla de su labor con un aire de importancia, que modula la voz según el interlocutor, que ven la vida como una pirámide hecha de cabezas y que abusan del blanqueador de ropa y de los portacomidas de plástico. Esa gente.

Aquí entramos a lo que nos gusta, el chisme agazapado. Parece que el man de tesorería, uno simpático y muy gamín, le hizo la vuelta a la niña de la limpieza. La abogada, que meses atrás se acostaba con el gerente, empezó a salir con el director financiero. El gerente le echó el perro a la niña aspirante a asistente durante los 15 días que la llevó a trabajar a Villavicencio. Una noche llegó borracho con chocolates y despidió a la vieja sin pagarle un solo día cuando ella no quiso dárselo. Ahora el ofendido novio quiere demandar la cooperativa, adivinen quién recibiría la demanda. En una salida de la oficina entera a un "bailadero" se pasaron de tragos y ahí fueron todos contra todos. Y no me salvé, porque incluso fuí con la niña de telefonía a una fiesta de disfraces bastante mediocre. Qué gente tan jodida.

Duré tres meses, no me aguante más ni la abogada ni el gerente. Dejé de trabajar un tiempo, pasaron cosas importantes que no son objeto de esta entrada, y hace quince días que trabajo de nuevo, con la misma gente como es previsible, pero ahora en la Clínica San Pedro Claver. En la clínica, fortalecido por el tiempo, el amor y el fracaso, parando oreja en corredores y salones, me he enterado de otro tipo de chascarrillos que tienen que ver más con la economía que con el sexo.

Dentro del plan privatizador que idearon algunos genios del gobierno, la Clínica San Pedro Claver, casi un baluarte nacional, va a ser comprada al parecer por Compensar. Igual sucederá con la Carlos Lleras Restrepo, la Misael Pastrana y la Clínica del Niño, es decir, todos los centros médicos de la ESE Luis Carlos Galán de Bogotá. Así pasó con la José Prudencio Padilla de la Costa Atlántica, la Rafael Uribe Uribe en Antioquia, Córdoba y Chocó, la Policarpa Salavarrieta en Cundinamarca, Boyacá, Tolima, Huila, Meta y Caquetá, y hace nada, el 15 de este mes, el gobierno anunció que se venderá la ESE Rita Arango también. Todo esto es despreciable siempre que la salud es un bien público y vital, pero es desoladoramente entendible puesto que el botín que deja el desportillado Seguro Social asciende a 10,8 billones de pesos. ¿Usuarios del ISS? Mas o menos 3 millones. ¿Empleados sin puesto? Póngale entre mil y mil quinientos por clínica. Ahora haga las cuentas.

Eso pasa más o menos, pero ahí sigo, con un horario un poco más flexibles, sin jefes picando en la espalda, tratando con médicos especialistas en vez de jóvenes ejecutivos, saliendo un poco del computador para salir a caminar por los parqueaderos o hablar por celular con K., o charlar con R., un tipo que yo imaginaba oficinista de décadas y resulta que es metalero rehabilitado, o con J., que es un médico auditor con un par de hijos, un par de trabajos, y una esposa que llama día y noche a recordarle cuánto lo ama y cuánto valen las facturas que están por vencerse. El director de urgencias es tan fascinante que merece un post entero, pues Dr. House le quedó chiquito. El resto de gente es gente amable, con esas ganas de demostrar poder gratuitamente, como un todo lado, pero de resto bien, me queda algún tiempo para salir y... salir... y bueno, no es que haga muchas cosas. Pero pronto más noticias sin destinatario. Prometido.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay Don J, que cosas con lo de las oficinas, te cuento que hace poco estuve en una situación muy parecida, la diferencia es que encontré una gran amiga, C O, se parece a una de las niñas se sexo en la cuidad, el jefe aunque cansón, un gran jefe, un Señor por así decirlo, un maestro en aquellas cosas de decir las cosas como son, frenteras, algo descuidadas, pero siempre como un tipo de papá Jaime, con los gamines de la oficina, jajajaja, la cosa sigue siendo muy parecida, los portacomidas, los chismes, nadie se salva, y el trabajo duro de los empleados del Estado, personas increiblemente cultas, titulos universitarios por los cielos, y los salarios por el suelo, que vaina, pero las cosas son de ese calibre, J fue un día a visitarme por allá, yo andaba muy nerviosa, y cuando se metió a la oficina del Magistrado, él sin más se le metió al baño, al baño privado, donde nadie se mete y él si.
La idea era recordar, igual yo saqué a J, rapidito antes de que me regañaran por el suceso, pero así fue, y nada, ando muy enamorada de J y sus desparpajos.
Ah ya no trabajo allá, me contrataron para otras cosas, sigo hablandome con Cl, y con el Jefe, ese gran Señor...
un saludito a Pancho de mi parte, K

Sasha dijo...

Como es arriba, es abajo.Suena muy biblico, pese a mi ateismo, pero que le hace creer a uno, que culminado el ambiente universitario, se pasa a mejor nivel, como en un juego de Xbox. Supongo que la diferencia la hace las formas, las etiquetas de algunos personajes, pero el comportamiento humano es parecido.Moraleja: todas aquellas actividades sean onerosas o academicas, sirven para coleccionar amigos o enemigos, y para sustentar el tiempo, y tener la seguridad aprisionada entre algunos centavos dentro del bolsillo (ironico). Adios al complejo de Mesias post-universidad, de hecho, me estoy formateando para eso je.

Julian dijo...

K: Quiero recordar ese suceso en el tribunal como algo literal, pues la metafora conduciría a lugares privados.

Fornarina: El estado post-universitario provoca complejo de héroe romántico. El de Mesías viene dado por un viaje mochilero por Suramerica.

Anónimo dijo...

J: Lo cual te pido repetir la metáfora, quizá con Don Pancho..k