18.6.08

Ídem

Como H., yo también me quedé parado esperando que doliera, esperando el latigazo en la espalda, las prensas calientes que abrieran la carne. Nada, no sentí nada. Como ella, no vi signos de amor, ni deseos de búsqueda o reclamo, ni impulsos psicóticos, solo un hilo frío que mojaba las vertebras. Y la calma, la calma.

4 comentarios:

H dijo...

viste que no duele

Julian dijo...

no, no duele

Anónimo dijo...

igual a veces parece que si

Julian dijo...

describilo